Aquellos Maestros
Hoy publiqué un comentario que rezaba: "Hay gente que pone a prueba mi capacidad de asombro, de manera constante. Y otra me sorprende constantemente." Un amigo rápidamente acotó, ¿entonces son dos las clases de personas? Mi respuesta fue "Estás
en lo correcto! Las que ponen a prueba mi capacidad de asombro, son las
que además ponen a prueba mi paciencia. Las que me sorprenden
constantemente, es gratamente."
Me quedé pensando que no había agotado la explicación.
Agrego
entonces: Las personas que me sorprenden constantemente, esos
maravillosos seres que se cruzan en mis días, son las que llenan de
sonrisas el diario vivir y que sin ellas, nada sería tan mágico, como lo
es desde que están en mi vida. Son por las que agradezco cada vez que
miro hacia arriba, y hacia adentro.
Por
el otro lado, aquellas personas que ponen a prueba mi capacidad de
asombro, y además ponen a prueba mi paciencia, son las personas con las
cuales desearía, con todas mis fuerzas, ni asombrarme ni tener
paciencia. La cuestión radical, y profunda de este hecho, es que he
descubierto que al final del cuento han sido, y son, grandes maestros.
Esas pruebas a superar día tras día. Termino agradeciendo que existan,
aunque lo más lejos y ajenas a mi, posible.
Agradezco
a ustedes entonces, maestros que desearía no tener, ni conocer. Gracias
por enseñarme que los límites de mi paciencia aún no se han dibujado,
ni demarcado. Les agradezco demostrarme la inmensa capacidad que tengo
para superarlos a ustedes, día tras día, aún cuando pongan todo su
empeño, inviertan todo su tiempo y todas sus ganas en hacerme caer.
Gracias por demostrarme que tengo una enorme fuerza de voluntad,
superarme, SUPERÁNDOLOS.